Te Cuento

MARZO 2017



MARZO 2014   

  Esta semana analizamos lo que es el AMOR. Por ello, no se me ocurre mejor cuento para recomendar coger en brazos a vuestros/as pequeños/as y contarles "Adivina cuánto te quiero"

   Ya he comentado en una entrada que este cuento viene genial cuando tenemos algún niño o niña que no soluciona sus conflictos hablando (la mayoría) y sueltan algún que otro empujón o galleta a sus compañeros/as:

UN PUÑADO DE BESOS
  
   He encontrado este enlace desde el que os lo podréis descargar. Aunque yo recomiendo tenerlo porque no cuesta mucho y las ilustraciones son preciosas. A mi hijo de 18 meses le encanta imitarlas.

pincha aquí 



DICIEMBRE 2013

 ¿A quién no le han preguntado, cuánto me quieres? y ¿quién no lo ha preguntado?

     Es muy gracioso escuchar las respuestas de los niños. Algunos separan las manos y la distancia es la cantidad que te quieren, otros utilizan números, ¡te quiero 10!

   Con este cuento las distancias del amor, no tienen límite. Como el que nosotras mismas sentimos hacia nuestros hijos.









 Para celebrar las más de 20.000 visitas, estreno nueva página.

         Me encantan los cuentos, disfruto contándoselos a mis alumnos/as.

         Es nuestro momento, unos minutos muy especiales en los que flota nuestra imaginación, veinte niños/as de 4 años en silencio, concentrados, emocionándose con los protagonistas y con la trama. No os voy a engañar, no siempre todos/as quieren escuchar el cuento, pero yo no obligo a nadie, el momento del cuento es para disfrutarlo, quién no tiene ganas, no tiene por qué aguantarlo, pero tampoco molestar a los que sí quieren escucharlo. Aunque la verdad que esto no suele pasar. Y me siento muy orgullosa.

        Y ya si es narrado en CD y con mímica... se queda con la boca abierta hasta la seño de prácticas. Esta práctica tan enriquecedora la hemos ampliado y mejorado uniendo las tres clases de 4 años los viernes. Desde que empezamos el Proyecto de las Emociones, dedicamos cada sesión de teatro a la emoción de la semana con un cuento dramatizado por los tutores, la seño de Apoyo y la seño de prácticas. Mantener la atención de 63 niños/as a la vez que disfrutan y aprenden, es algo que es muy gratificante. Además después de un debate, salen voluntarios para representarlo ellos/as.

       Pero no solo me encanta contarle cuentos a mis alumnos/as, también lo hago con mis hijos. "Cuentos de apego" como me gusta llamarles. Te pegas bien a tu hijo y a soñar, a comentar sobre la marcha, a resolverle dudas, a empatizar con el protagonista, a adquirir vocabulario de forma natural, no a evaluar. Olvidemos lo de terminar el cuento y hacerle mil preguntas para ver si se ha enterado. ¡Eso no lo hacemos los mayores! Imaginaros que cada vez que te lees un libro alguien te empieza a preguntar por datos en vez de ¿te ha gustado?

      Así que por todo esto, he decidido abrir en el blog un apartado dedicado a recomendar los cuentos que me gustan y con los que los niños/as disfrutan, por si queréis contarlos en casa o en vuestros coles.

      Comienzo con uno de mis favoritos. Que poseo gracias a mi director del cole de Arbuniel.

La planta del pie es un cuento que trata sobre un niño llamado Torcuato, a quien no le gustaba bañarse. 
Con el pasar del tiempo se le acumuló mucha tierra y le creció un geranio en la planta del pie.


A Torcuato no le gustaba ducharse.


“ Cuando sea mayor, viviré en el desierto. Así nadie me perseguirá con una
esponja en la mano”, pensaba Torcuato.
De no lavarse, se le juntó mucha tierra entre los dedos y le creció un geranio.
_¿ Qué nombre le pondré? Geranio, geranio..¡Genaro ¡ ¡ Eso es, Genaro ¡_ dijo
Torcuato.
Para que la planta pudiera respirar, se hizo un agujero en el calcetín y otro en la
zapatilla.
El geranio crecía y crecía…
Torcuato ya no jugaba al fútbol, porque no podía dar patadas al balón. Y no tuvo
más remedio que contárselo a su madre.
¡ Qué suerte ¡_ dijo su madre_.
No tenemos ningún geranio como éste. Le cortaremos un esqueje.
Y lo llevó al médico.
El tiempo pasaba y Torcuato era feliz con su geranio. Sólo le molestaban los
perros.
Cuando el niño salía a la calle, todos los perros iban detrás de él para hacer pis
en la planta del pie.
Torcuato era el niño más famoso del barrio. Hasta le hicieron entrevistas y fotos
para los periódicos.
Lo más divertido era jugar al escondite con sus amigos. Torcuato se escondía
detrás del geranio, y nadie lo encontraba. Pero se dio cuenta de un problema: las
hojas de Genaro se ponían amarillas y se caían. Enseguida llamaron al médico.
El doctor Cano llegó en un segundo. Hizo un reconocimiento a Torcuato. _ La
lengua está bien, y la garganta, y la tripa… Señora, quíteme este geranio de en
medio, no veo bien a su hijo.
La madre le explicó todo otra vez. El médico se quedó pensando y dijo: _ Hay
que llamar a un especialista. Yo conozco a uno que se llama Florencio.
Don Florencio analizó la situación y recomendó un trasplante.
_¿ Y dónde conseguiremos otro pie ? _ preguntó el doctor Cano, alarmado.
_ Lo que hay que trasplantar es el geranio, no el pie. _ contestó don Florencio_
Tráigame una maceta grande.
La operación fue un éxito, y Torcuato puso el geranio en la ventana.
Aunque la planta seguía creciendo, el niño estaba muy triste. Echaba en falta su
planta del pie.
_ ¡ Torcuato, Torcuato ¡ Cada día estás más sordo – se quejaba su madre.
Torcuato no estaba sordo.
Una enredadera le empezaba a brotar en la oreja izquierda.

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