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jueves, 6 de octubre de 2011

Psicomotricidad caracolera

La monitora escolar, Marian, nos deja un cuento de un caracol que era de su hija, de cuando era pequeñita. Trata de un Caracol que le duele la barriga e intenta arrancar una plata de poleo para curar su malestar. Pero no tiene suficiente fuerza, así que aparecen varios animales para ayudarle. Al final entre todos son capaces de sacar la planta. Se me ocurre hacer dos filas iguales y yo seré el poleo y me tienen que mover del suelo y deslizarme.
 Solo digo que hagan dos filas iguales. Al principo hay una fila larga y otra corta de dos personas. ¿Ya están iguales? no, ¿qué podemos hacer? "que se vaya Alicia a la fila de Carmen", "yo también me voy" dice Nuria. Así hasta que vemos que más o menos. ¿Están iguales? Contamos los niños/as que hay en cada fila: 7 y 9. Ana dice que se tienen que ir dos. Pero solo se va Dorian y contamos de nuevo. Ya hay 8 en cada fila. Nos sirve. Y como en el cuento, todos juntos consiguen moverme.




Ya tenemos el gusanillo en el cuerpo, así que Häendel nos acompaña en sentirnos caracol. Nos hacemos masajes los unos a los otros: tocando con la punta de los dedos al ritmo de la música, arrastrando los dedos por la espalda del de delante como si tuvieran un caracol pegado, amasando, cortando, cosquillitas... Nos arrastramos con el culo como si no tuviéramos pies, sólo uno, como el caracol. Nos ponemos boca abajo y nos desplazamos como caracoles... ha sido divertido.